miércoles, 24 de octubre de 2012

De la ciudad al campo, Por: Tatiana Feshold


 Alumnos de Guaynabo ayudan a niños de Juana Díaz a cultivar su nuevo huerto escolar.

 Estudiantes de décimo grado del Colegio Rosa-Bell ayudaron a niños de tercer grado de la Escuela Manuel Fernández Juncos, en Juana Díaz, a desarrollar su propio huerto. (Fotos por: Walter Feshold)

 Por Tatiana Feshold Ortiz / Estudiante del Colegio Rosa-Bell, en Guaynabo
“Por fin llegó el día. Hoy compartiremos lo aprendido y nuestro huerto dará frutos en otra escuela”. Con ese pensamiento, estudiantes de décimo grado del Colegio Rosa-Bell, en Guaynabo, nos levantamos temprano un sábado de octubre para visitar la Escuela Elemental Manuel Fernández Juncos, en Juana Díaz. Los planes eran asistirlos en la creación de su huerto escolar. 
En abril pasado, el huerto del Colegio Rosa-Bell salió en las páginas de este periódico, lo que fue de gran ayuda para darnos a conocer. Fue por ese artículo que se hizo posible el junte de nuestro colegio y la escuela juanadina. 
Durante la última semana de agosto, sembramos semillas de tomates, pimientos, pepinillos, espinacas, sandías y repollo. Ya para octubre, las plantitas estaban listas para el trasplante. Fue emocionante saber que algunas se convertirían en las primeras plantas de otro huerto escolar. Sabíamos que estábamos cumpliendo un sueño. Ese sueño se hizo realidad en Juana Díaz. 
El viaje no fue tan largo. Fue un día precioso de mucho sol y las montañas del sur del país estaban pintadas de muchos tonos de verde. Durante el trayecto, solo pensábamos que, en apenas un año manteniendo nuestro huerto, ya se nos daba la oportunidad de fomentar la creación de más huertos escolares. 
Llegamos a la escuela en Juana Díaz y allí nos recibieron varios estudiantes de tercer grado junto al profesor Emilio Vergne. Había emoción en el ambiente. Vergne nos comentaba que sus alumnos habían esperado la llegada de este día con las mismas ansias que nosotros. Rápidamente, nos pusimos a laborar. Lo primero fue preparar el terreno. La tierra en Juana Díaz tenía un color oscuro indicativo de mucha materia orgánica. Con la ayuda de varios padres y profesores, hicimos el banco de siembra. Luego, los estudiantes de tercer grado, utilizando palas y una carretilla, ayudaron a llenar el banco de una rica tierra donada por un agricultor juanadino. 
Terminado el banco, estábamos listos para sembrar. El profesor Walter Feshold, de Rosa-Bell, nos orientó sobre cómo íbamos a proceder con la siembra. Los niños estaban muy atentos. Nos arrodillamos ante la tierra y, pala en mano, hicimos los hoyos donde pusimos las plantas. Añadimos un poco de composta y solo faltaba regar con agua. Antes de levantarnos, el profesor nos recordó la importancia de lo que estábamos haciendo y de cómo nos debemos conectar con la tierra. 
Finalizada la faena, nos despedimos de quienes acabábamos de conocer. Los profesores se despidieron como si fueran amigos de toda la vida. Me imagino que sentían gran satisfacción por todo lo que habían hecho. Nosotros (Ervin, Jayson y yo, estudiantes de décimo grado de Rosa-Bell) nos sentíamos igual. Por un día, nos convertimos en maestros y sentimos el poder del conocimiento y la satisfacción de compartirlo. 

Ervin Torres y Jayson González estudiantes del Colegio Rosa- Bell
 Muchas felicidades a  los estudiantes de ambas escuela  por participar en esta iniciativa.  En nuestro Colegio Rosa Bell  nos sentimos muy orgullosos de poder contar con estudiantes como ustedes, que hacen la diferencia. Muchas felicidades al Prof. Walter Feshold y al Prof. Emilio Vergne por esta alianza alcanzada. Les deseamos mucho éxito.